GRADO 7°D
LEE EL SGUENETE TEXTO Y RESPONDE LAS PREGUNTAS EN UNA HOJA APARTE PARA ENTREGAR EL DIA LUNES 1 DE OCTUBRE DE 2012
EL MULTICULTURALISMO Y EL RELATIVISMO.
La existencia de muchas y tan distintas culturas es una riqueza humana que no debemos perder. Viajar, relacionarnos con hombres de diferentes razas y culturas nos aporta experiencias muy fecundas, y formas de ver el mundo más abiertas. Las costumbres de los diferentes pueblos y los motivos que los han llevado a ellas suponen, con muy pocas excepciones, tesoros de la humanidad. Se podría asegurar que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Si predomina el interés por respetarnos, la variedad cultural no es ninguna dificultad para el entendimiento humano entre los pueblos. El problema se suscita cuando alguna cultura se autoproclama superior ante las demás, llegando a despreciar a las otras.
Para evitar la tentación del predominio de alguna cultura, algunos promueven el relativismo cultural y un relativismo ético - moral deducido. De esta manera, para cada cultura sería aceptable lo que ella misma proclame y ninguna otra debería juzgarla porque caería en el error de elevarse como referencia última y más elevada, y se traduciría además en un inaceptable colonialismo moral. Por ejemplo, si en la India consideran sagradas las vacas y no las utilizan como carne a pesar del hambre que sufren algunos habitantes de esa nación, eso sería respetable y nadie debería discutir sobre la oportunidad de esa costumbre milenaria. Y si en otros países tienen otras costumbres, pues asimismo estaría bien lo que allí hagan. Prolongando el razonamiento algunos postulan ese relativismo ético - moral derivado del cultural. Incluso algunos lo ampliarían todavía más aceptando el relativismo social e incluso individual, de tal forma que estaría bien lo que a un grupo, e incluso a uno solo les pareciera bien. Nadie tendría la potestad de proclamar para todos una doctrina moral general y cada uno sería libre para juzgarse él mismo, y a nadie más.
Esta postura relativista es posible comprenderla como la de alguien que, con la sana intención de respetar tanto la libertad individual, no se atreve a aconsejar a nadie ninguna conducta concreta. De este modo, el pretendido encuentro de culturas se llevaría a cabo mediante un ver lo que pasa y, en realidad, no querer saber nada unos de otros. Algo nos dice que no debemos mirar para otro lado cuando, por ejemplo, gobiernos dictatoriales imponen a sus súbditos regímenes insoportables para una ética universal. De la misma forma que cuando hay una catástrofe en algún país la ayuda viene de todas partes y existe una obligación moral de intervenir para ayudar, también hay que hacerlo en el caso de una grave catástrofe ética, como el caso en algunos países con ciertas leyes o actuaciones abusivas. Por eso, si un mandatario de algún país ejerciera violencia contra sus propios súbditos, se admite moralmente una intervención internacional que no permitiera esos abusos. En cambio, si admitimos el relativismo social y ético, no se vería justificación para ninguna intervención de ese estilo.
7.- «LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES» EN UN MUNDO GLOBALIZADO.
Con esta Alianza de Civilizaciones sus promotores han buscado que los diversos estados encuentren la manera de entenderse mediante acuerdos internacionales. El sintagma “Alianza de Civilizaciones” no es propio de José Luis Rodríguez Zapatero. Proviene de un libro muy leído en los años noventa que se titulaba «El choque de civilizaciones» y que avisaba del peligro evidente que supone una guerra de todos contra todos. El intento no es despreciable, e incluso se diría que, en el futuro ha de resultar poco menos que imprescindible buscar el entendimiento en un mundo cada vez más pequeño. Hay que tener en cuenta que la globalización en sí misma no es ni buena ni mala, es un hecho. El mundo se ha hecho más pequeño desde la mejora sustancial de las comunicaciones y la facilidad para las transacciones comerciales. Queramos o no, todo en este mundo parece que influye o puede influir en el resto, con mayor o menor rapidez y mayor o menor eficacia. Las universidades de todo el mundo han desarrollado estudios de comunicación, y los partidos políticos y las empresas, también han formado sus propios gabinetes de información. Hay un enorme interés mundial por lograr una comunicación mejor y más efectiva. Y el estudio de idiomas se convierte en una necesidad para todo el mundo para hacer posible la comunicación.
Conviene indagar en el modo en que se dan los mensajes que se quieren transmitir y qué es lo que se está comunicando, pues no todo es simple política o comercio. Existen demasiados malentendidos que dan lugar a graves confusiones. Pero lo que es más importante, en la base del comercio y la política y en la base de todas las relaciones humanas está la ética, puesto que todo el mundo sabe que no vale todo en esas actividades. La corrupción política y las prácticas comerciales fraudulentas se sufren en todo el mundo sin distinguir coordenadas ni climas. Más nos vale pensar críticamente en la ética de los negocios y en la ética política y descubriremos que, en el calado de las crisis económicas que parece que son las que más nos preocupan, concurre una crisis humana y ética. Alguien tiene la culpa de lo que está sucediendo, y eso es profundamente ético y político. El relativismo tiende a exculpar a todos desde el momento en que deja a cada cual solo ante sí mismo y todos sabemos muy bien encontrar, no una, sino varias excusas para justificar cualquier cosa. Es notorio que en cualquier establecimiento penitenciario casi todos dicen ser inocentes. Por eso, no parece que mediante el relativismo podamos establecer base alguna para algún entendimiento sostenible entre culturas o civilizaciones.
No se llega a un encuentro de civilizaciones contando solamente con un diálogo cultural bienintencionado y ecléctico[7]. Hace falta algo más. Y pensamos que la naturaleza humana es el único fondo común para llegar a ese deseado acuerdo de culturas. Si partimos de la premisa de que todas las personas de cualquier raza o cultura son esencialmente la misma persona y, dejamos de lado lo superfluo que haya podido añadirse mediante su libertad, cada una debe llegar al hondón de sí mismo donde encontrará la raíz de lo que es. Y entonces ya podremos dia - logar intercambiar razones entre todos y conseguir pautas de mejora para el mundo que vivimos, nuestra aldea global como se suele decir.
