DIÁLOGO Y DEMOCRACIA
DIÁLOGO
El
diálogo es un proceso de genuina interacción mediante el cual los seres humanos
se escuchan unos a otros con tal profundidad y respeto que cambian mediante lo
que aprenden. Cada uno de los participantes en un diálogo se esfuerza para
incorporar las preocupaciones de los otros a su propia perspectiva, aun cuando
persista el desacuerdo. Ninguno de los participantes renuncia a su identidad,
pero cada uno reconoce la validez de las reivindicaciones humanas de los demás
y en consecuencia actúa en forma diferente hacia los otros.
DIÁLOGO
DEMOCRÁTICO.
En
esta Guía nos referimos al diálogo democrático como aquel diálogo que respeta y
fortalece la institucionalidad democrática y busca transformar las relaciones
conflictivas para evitar las crisis y la violencia y contribuir, por tanto, a
la gobernabilidad democrática. Un diálogo democrático es siempre un proceso de
cooperación y trabajo conjunto y puede incluir una o más reuniones de los
actores del diálogo. Un diálogo opera con una mirada sistémica de la
problemática en cuestión y por ende busca incluir a un grupo diverso de actores
relacionados con dicha problemática, y no solamente a partes que buscan
negociar un tangible.
El
objetivo del diálogo democrático no es dialogar en el sentido de intercambiar
información, sino transformar a través del diálogo.
El
diálogo democrático se debe aplicar como herramienta de cambio y de formación
de consensos básicos que hagan posible el equilibrio de poderes en la sociedad,
abriendo nuevos canales de acceso y de participación a la ciudadanía. Durante
un proceso de diálogo trabajamos para lograr un entendimiento sistémico de la
problemática y fortalecer las relaciones entre todos los actores involucrados;
esto nos posibilita identificar acciones transformadoras del sistema en
cuestión.
PROPOSITOS
Un
proceso de diálogo puede tener distintos propósitos. Por ejemplo, podemos
emplear el diálogo como herramienta para el manejo de momentos críticos o de
crisis; o como una discusión estratégica para promover visiones conjuntas; o
bien, como un espacio generativo y de reflexión.
Cuando
dialogamos para manejar conflictos en momentos críticos o de crisis, es posible
-y en ocasiones recomendable- incorporar otros tipos de procesos de toma de
decisiones y de consulta como el debate y la negociación, o incluso una
mediación solicitada por las partes cuando éstas se encuentran muy
confrontadas, siempre y cuando estos procesos complementarios se lleven a cabo
en forma dialógica.
ACTITUDES
FRENTE A UN DÍALOGO
ü Los participantes demuestran respeto por los otros,
empatía y apertura a los diferentes puntos de vista.
ü La interacción entre los actores es transparente,
hablando con autenticidad y evitando los secretos y las agendas ocultas.
ü Los actores ponen en acción el principio de aprendizaje,
buscando indagar y hacer preguntas, no solo para promover los objetivos propios
sino también para comprender mejor lo que los otros piensan.
ü Los procesos son incluyentes y flexibles.
ü Los espacios en los que se relacionan los actores son
legítimos.
PRINCIPIOS
RECTORES PARA EL DIÁLOGO DEMOCRÁTICO
1. La inclusividad se refiere a la forma de reunir en el diálogo a todos
aquellos que puedan ser parte de una situación problemática, ya que son ellos
mismos los que van a encontrar la solución. La inclusividad es importante en
contextos donde ha habido exclusión ya que el proceso de diálogo permitirá dar
voz a aquellos actores que normalmente no son considerados en procesos de toma
de decisiones. Además, la inclusividad abre la puerta a la participación
equitativa y efectiva de todos los actores.
2. La apropiación
compartida se relaciona con el
compromiso que los participantes adquieren con el proceso al creer
verdaderamente en él; es decir, los actores consideran que es un diálogo
significativo y genuino en el que vale la pena participar.
3. La actitud de
aprendizaje tiene que ver con escuchar
con apertura y reflexionar sobre lo que los otros dicen y piensan, respetando
sus ideas. Se trata de escuchar para aprender y comprender mejor la
problemática que está al centro del diálogo.
4. La humanidad está relacionada con la empatía (estar dispuestos a
ponernos en el lugar del otro) y la autenticidad (expresar lo que realmente uno
es y piensa). Se dice que cuando los participantes comienzan a esforzarse por
comprender al otro, se planta la semilla del diálogo.
5. La confidencialidad se refiere a que todos los participantes respetan la
confianza construida en el diálogo y por lo tanto no lo utilizarán
inadecuadamente para ganar poder. Asimismo, la confidencialidad refuerza en los
actores involucrados la libre expresión de sus puntos de vista sin temor a
críticas negativas ni represalias.
6. La perspectiva
sostenible a largo plazo consiste en
la búsqueda de soluciones sostenibles, que duren. En este sentido, el diálogo se
diferencia de aquellas acciones inmediatas que son a veces necesarias, pero no
siempre suficientes, para detener la violencia. El diálogo busca la
transformación de las relaciones y los cambios profundos.
7. La buena fe se refiere a que el diálogo no debe incluir intenciones
ni agendas ocultas y los participantes deben compartir con honradez sus
conocimientos y ser pacientes, flexibles y tolerantes.
ROLES
DE UN DIÁLOGO DEMOCRÁTICO
Promotores y garantes: De ellos surge a iniciativa de un diálogo y se encargan
de fomentar y promover el diálogo en su inicio, así como de darle seguimiento a
su correcta implementación. Este rol puede ser complementado con los
observadores y garantes.
Los convocantes hacen la invitación al diálogo, abordan a los posibles
dialogantes para conseguir su participación y se aseguran que se incorporen a
la mesa de diálogo.
Los donantes proporcionan los recursos financieros para que el
proceso de diálogo pueda transitar por todas sus etapas.
Gestores son las personas o instituciones que se encargan de los
aspectos operativos, técnicos y logísticos del proceso.
Facilitadores: es quien tiene a su cargo la creación del espacio de
confianza para los dialogantes y la conducción metodológica del proceso,
participando también en su diseño. Esta guía proporciona lineamientos
metodológicos y herramientas que pueden orientar a quien asuma el rol de
facilitador a conducir un proceso estructurado exitosamente.
Principales
cualidades de un facilitador:
•
Está familiarizado con varios enfoques y herramientas de proceso para la
facilitación de grupos.
•
Tiene experiencia de trabajo en diferentes contextos políticos y culturales y
compromiso para adaptar los procesos al contexto actual.
•
Conoce los diferentes tipos de roles y funciones necesarios para la buena
ejecución de un proceso.
•
Tiene intuición política; es decir, habilidad para captar las dimensiones
políticas del contexto que afectarán e influirán el proceso.
•
Tiene sensibilidad cultural; es decir, habilidad para ajustarse a situaciones
de diversidad cultural.
•
Usa un estilo de trabajo colaborativo.
•
Tiene destrezas de comunicación e incidencia.
Algunas
de las funciones de un facilitador son:
•
Prepararse desde el inicio para entender las relaciones entre los dialogantes,
las dinámicas de poder, el contexto social, político y cultural, y los
antecedentes históricos de la problemática o demandas.
•
Guiar a los participantes con curiosidad, formulando preguntas respetuosas y
sin tomar partido por ningún grupo.
•
Escuchar, recoger y devolver al grupo lo que se va diciendo para promover la
reflexión.
•
Resumir y enfatizar los acuerdos y desacuerdos.
•
Registrar lo que va sucediendo para que sirva de apoyo a la memoria grupal.
•
Utilizar herramientas para construir consensos y generar confianza entre los
dialogantes.
Los expertos de proceso dan asesoría técnica al diálogo.
Los dialogantes son las personas que se sientan a la mesa de diálogo
directamente y trabajan en forma conjunta y participativa durante los eventos
del proceso.
ETAPAS
DE UN PROCESO DE DIÁLOGO
ü Exploración
ü Diseño
ü Implementación
ü Seguimiento